jueves, 2 de agosto de 2012

Smile... why? just you can!



Iba a escribir sobre el monumental cabreo que me he cogido después de mi intento fallido (de casi una hora) de pintarme las uñas para acabar desistiendo y cortándomelas, con la promesa de dejar de hacer "estas gilipolleces" por un buen tiempo. Pero pensándolo bien ya no estoy enfadada ni tengo intención de estrangular a nadie; no obstante me siento en paz conmigo misma.

Y creo que sencillamente por esto ya no escribo, porque no tengo nada que decir.

Me sentó realmente bien hablar de nosotros, como lo hiciera aquí (aunque me pasé varios días con sensaciones más que extrañas y conocidas, que sin lugar a dudas eran: miedo, miedo y más miedo, que tanto asco me da y que tan poco me deja comer...) sin tapujos y con total confianza,contigo.
Creo que me liberó que me contases tus dudas y que, hablándote pudiese disiparlas, porque ambos estábamos atrapados en un pasado, que, quieras que no, pasado está.
Por eso mismo creo que he llegado a mi conclusión final, a mis conclusiones finales.
Me ha costado mucho tiempo descubrir (o acercarme) lo que siento y qué me oprimía tanto y ahora que por fin, tengo la sensación de haber recuperado mi mundo, me he quedado sin nada que contar.

Sé cómo soy, y que mis entradas anteriores a ti eran literarias y al menos en el sentido estricto de la palabra, puramente poéticas, y que si me costaba tanto escribir, era, quizá porque no tenía nada que contar.
Después llegaste tú, pusiste mi mundo patas arriba (tal y como te confesé a ti, aunque, lo hice sin dobles sentidos que particularmente, ahora, vienen de fábula) y te adueñaste de mis pensamientos y de mis más íntimos sentimientos.
Pero, precisamente porque sé cómo soy, me veía (y sigo viéndome) incapaz de escribir sin tapujos, con el escudo que provoca el anonimato, precisamente porque no puedo llegar a ser totalmente anónima, y quizá también por eso nacieron también, mis miles de borradores que nunca verán la luz.

Y es que últimamente (obviando el hecho de que escribo menos) escribo para mí y no para los demás, y quizá ahí radica el cambio más vistoso.
Ya no puedo hablar de historietas de una chica que se va a la playa y se chamusca al sol (sí, efectivamente... ) simplemente porque para mí eso ha pasado a un segundo plano, y mi incertidumbre a concluido por fin.

Quizá os preguntéis (si es que en algún momento alguien desconocido me ha leído, por la casualidad que sea(porque a veces el destino es muy caprichoso, si no, que me lo digan a mí)) cual ha sido mi decisión, y que voy o no voy a dejar de hacer, pero (y aunque no soporto los libros que dejan un final "a imaginación del lector") creo que no voy a decirlo, precisamente porque no sé que ocurrirá entre nosotros dos.
Sé que siento algo especial por ti y aunque sea incapaz de definirlo, en el fondo, eso ya no me importa.
Sé que me importas tú y que te necesito conmigo, que me gustan nuestras interminables charlas y que he encontrado un compañero en ti. Un gran amigo... y no sé, sinceramente, si algún día (lejano o no) llegaremos a ser pareja o lo que sea, pero en este preciso momento, creo que no me importa tanto como el hecho de querer tenerte aquí conmigo, de la manera que sea. Me gusta que me hagas reír...

Recuerdo que al principio de toda esta cháchara, y de todos mis desvaríos (de mis " que si sí que si no" como los llama mi amiga Dulce) dije que quería ser egoísta contigo, aunque no fuese justo. Que deseaba que me perdonases y pudiésemos seguir formando parte de la vida del otro... y asombrosamente ¡lo hicimos! y es algo que de veras me importa y que te agradezco de verdad (ojalá pudiese ser más explícita... pero hay sentimientos y pensamientos también, que me reservo para mí y la intimidad de mis noches).
En el fondo, no sé si mi error fue tal, si jugamos mal las cartas o que no era el momento... o qué se yo.

En cualquier caso me alegro de que estés ahí... y te lo dije a ti (que es lo que cuenta. Con que lo sepamos ambos, me doy por satisfecha), formas parte de mi vida, y eso está bien. Claro.

Y volviendo a mis cabreos inexistentes, creo que debería decir que es posible que no escriba en un tiempo (como vengo acostumbrando) y que (a los que me leáis) no me matéis mucho, porque seguiré escribiendo, pero, francamente, últimamente necesito hacerlo para mí. En privado. Espero que podáis comprenderlo y que esperéis a que desvaríe de nuevo (seguro que es más pronto que tarde, ¡conociéndome!)

Así que... prometo traeros sueños rotos e inconclusos y promesas vacuas pero llenas de mi (y mi aura que es una caca encantadora), un besito enorme (que hoy estoy super conectada a vosotros y por eso, esta entrada no se parece en nada a las anteriores) a todos vosotros.

La emperatriz de los sueños (de 5 años de edad para arriba)