martes, 25 de noviembre de 2014

Amor y otros desbarajustes




Dicen que para entender el amor hay que enamorarse primero. Yo estoy completa y absolutamente enamorada y no sé si entiendo el amor. Puedo comprender lo que te hace sentir, esas ganas de estar con el otro, de sentirse complementado. Puedo entender que el amor nos cambia hasta el punto de volvernos obsesivos, maniáticos, mejores personas, valientes... El amor no cambia a nadie por igual. 

Pero sigo sin poder dar una explicación gratificante sobre el amor. 

Me han dicho que el amor y el amor correspondido no son la misma cosa. Que el amor es ser capaz de dar tu vida por alguien y que el amor correspondido es que esa persona no quiera que lo hagas. Yo definiría quizá el amor -o quizá lo hubiese definido así antes de enamorarme- como un abismo al que saltas sin paracaídas y sin calcular las distancias y que sólo esperas que la caída no te mate. El amor es tener fe. No sólo en esa otra persona sino también en uno mismo. No puedes querer a alguien sin quererte a ti mismo primero. 

Uno de los mayores errores en el amor es volverse posesivo, no dejar que la otra persona crezca como individuo y pretender que sea "a imagen y semejanza". Creo que lo bonito del amor, entre otras cosas, es ayudar al otro a que sea quien es. 
Me gusta realizarme poco a poco con la ayuda de mi chico -aquí diría amado, novio, pareja, personita especial... pero me suena todo super cursi y ninguna de las anteriores me llega a convencer- Rectifico. Me gusta realizarme con SU ayuda, que me enseñe a hacer cosas nuevas, que no le importe compartir mis momentos. Pero también me gusta crecer por mi cuenta, tener pequeños proyectos y no sentir la necesidad de dar explicaciones o de justificar lo que hago. No tener que sentirme controlada o controladora. 
Para mi, como ya he dicho, ese es uno de los grandes fallos del amor. Porque corrompe lo verdaderamente bonito, que es la parte de compartir y de ir creciendo juntos. Porque esto es un hecho: las personas cambiamos. Cambiamos constantemente. Y cambiar es bueno si nos hace ser mejores. 


También me han dicho lo siguiente sobre el amor:

"-Ella es muy hermosa e inteligente, aunque no quiere aceptarlo. Lo que no hace que necesariamente sea modesta. Y a veces es un poco idiota, pero yo la quiero igualmente. Con todas sus virtudes y todos sus defectos. Porque ella no es perfecta, ni quiero que lo sea. Ella es como es y por eso la quiero. ¿Sabe usted? Si no ha estado enamorada no me entenderá"

El amor es aceptar al otro por ser quien es. Sin cambiarlo, sin coartarlo dejándolo libre para que siga siendo él mismo. El amor es no pretender que todo será perfecto, es entender que  las imperfecciones son en realidad lo que hace que se ponga en marcha el engranaje y todo case. Que se muevan los mecanismos del amor. El amor hace que el amor sea libre y hermoso. Es entender que no hay nadie en el mundo más perfecto que esa persona que te hace sonreír. Porque dicen que dos personas que se hacen reír tienen derecho a todo. Y yo creo que es cierto, que dos personas que se hacen reír hasta las lágrimas, que detienen el tiempo con una mirada... se merecen ser imperfectas para el mundo y perfectos para ellos mismos. 

"-¿Qué cree que diría ella?
-Creo que le diría que le quiere y que se alegra de estar con usted. Que no será perfecto pero que es perfecto para ella. Y creo que volvería a repetirle que le quiere, para que le quede claro y nunca lo olvide"


No sé lo que es el amor, porque el amor es demasiadas cosas. ¿Pero para mí? Para mí el amor es él.  

domingo, 21 de septiembre de 2014

El pasado me pisa los talones

La diferencia entre ambos siempre ha sido que uno me hacía llorar más veces de las que me hacía reír y el otro no. 

Es muy triste ver lo que hace el tiempo con algunas relaciones, como las rompe, como las vuelve más cristalinas. Me duele despedirme quizá definitivamente de alguien que fue tan importante en mi vida. Siento que realmente ya no le importo, que el rencor ha hecho que con el tiempo nos distanciemos. Y también siento que no se merece que a mí me siga importando lo que a él le importa más por rutina que por otra cosa. Quizá por orgullo o porque se siente culpable. 

Pero lo triste es que a mí me sigue importando y que estaría ahí para apoyarle si lo necesitase. 
Obviamente, nuestras vidas han cambiado, pero eso no significa que las personas dejen de importarte de la noche a la mañana.
Lo más absurdo es que cuando hablamos seguimos teniendo ésa química de antaño; eso que lo convertía en mi mejor amigo. No de la misma forma... ya nada es igual, ahora hay cosas que no podría contarle, partes de mí misma que no descubriría ante él pero la química ahí sigue. Eso y que ya no es tampoco mi mejor amigo, me ha decepcionado mucho para seguir siéndolo.

Me siento bastante estúpida pensando en que quizá, después de tanto tiempo aún hay esperanzas de retomar una relación, aparentemente, abocada al fracaso. Me empecino tanto en éste inútil, porque para mí siempre ha sido quizá desde que le conocí mi mejor amigo. 

Ahora siento que me gustaría compartir mi alegría con él, aunque sólo de vez en cuando. Un café en una terraza o una pica en un bar... Pero me gustaría saber cómo le van las cosas. Qué personas forman parte de su vida y si le hacen feliz. 

Creo que soy a veces demasiado buena. Pero también creo que aunque él haya actuado mal, siempre me ha tratado bien. A veces ha sido un poco osco, pero se lo perdono porque era cosa del rencor. Ahora ya sin rencores, desde la objetividad de haber superado el huracán de sentimientos, creo que es y seguirá siendo una persona especial para mí porque compartí con él varios años de mi vida. Quizá nunca estuve hecha para amarle, pero sí para quererle. 


Por otro lado me preocupa un poco que todo esto se interponga en mi relación con el chico de las sonrisas. Porque ya hubo un cruce hace mucho tiempo y yo reaccioné muy mal. Bueno, todos reaccionamos mal. Sé que eso no pasará ahora, porque le quiero y él me quiere a mí, pero me asusta que meter a un tercero aunque sea de refilón cause fricción en una relación que va viento en popa. Pero son temores infundados. 


Quiero ver que pasa en mi vida. No quiero conjeturar que ocurrirá. Sé que a uno de ellos no lo recuperaré y que al otro no voy a perderlo, pero quiero ver que derroteros me depara el futuro. Soy propensa a las sorpresas y a los problemas infundados. Y no quiero caer en esa rutina...


P.D: Debería empezar a escribir de seguido. Recuperar esa magia... 


La emperatriz de los sueños

                     

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Amor y otras cosas extrañas



Siempre he creído que el estado más complicado para la escritura es la dicha. No puedes pensar con claridad porque todo lo que sientes es alegría, porque el mundo va bien y todo es momentáneamente perfecto.

Y yo me siento muy feliz. Creo que en mi vida había sentido tanta dicha estando con alguien.
Antes creía que el amor era algo que llenaba cada rincón de tu ser, que apenas sí te dejaba respirar. Ahora no sabría describir el amor.

El amor, creo que es locura y serenidad. Que es comprensión y amistad. Creo que el amor es algo que no puedes explicar con palabras, que hay que sentirlo para saber qué es. Y que en cada persona, y con cada persona, el amor se siente diferente.

Con él yo me siento yo misma. Puedo hablar de cualquier cosa con él, mirarnos y pensar que es lo más bonito del mundo. Pienso que sus brazos son el lugar natural para estar y que él siempre estará ahí para apoyarme en mis momentos difíciles y para acompañarme en los momentos de alegría. No me importa que vea dentro de mi alma. Y mi alma siempre ha sido mi lugar privado, mi santuario... pero él, él es especial.
Me vuelve loca. Total y absolutamente loca.
Y le quiero. Le quiero tanto que a veces asusta pensarlo. Me da miedo pensar que quizás algún día él no esté más.
Le quiero por cómo es. Por la manera que tiene de sonreír. Por sus chistes malos y porque no sabe explicarse. Le quiero por cómo me hace sentir. Porque es capaz de ponerme nerviosa con su sola presencia y de calmarme con un beso. Porque me hace sentir cosas que nunca nadie me había hecho sentir. Porque cuando estoy con él a veces me olvido de mi misma y sólo puedo pensar en lo feliz que soy. Porque con una mirada detenemos el tiempo...

Escribir cuando se es feliz es complicado, porque no sabes qué decir a parte de que eres feliz. Porque no tienes nada que hablar contigo mismo. Aunque a veces escribir es compartir, ¿qué mejor que compartir alegría?





La emperatriz de los sueños

martes, 3 de junio de 2014

Algo parecido a la felicidad

El título de la entrada viene por la idea que tuve de comenzar a escribir otra nueva historia, a la que me gustaría titular :"Algo parecido al amor" Posiblemente no escriba ésta historia y si lo hago, seguramente no la acabe, es muy probable que me estanque en el segundo capítulo. Tampoco me importa, porque no tenia una idea desarrollada ni mucho menos pero me gustaría hablar del amor, y de eso que es "parecido" al amor. El capricho.

Ahora mismo creo que estoy viviendo un buen momento en mi vida. Tengo una familia increíble, aunque discutamos lo cual es inevitable, siempre nos las ingeniamos para sacarnos sonrisas con esa locura que nos caracteriza. No debería hablar de eso, pero somos una familia un poco peculiar, siempre haciendo bromas y con proyectos absurdos y descabellados. Vamos a aprender a bailar thriller (de Michael Jackson) juntos.

Tengo unos amigos que son geniales, sobretodo mi mejor amiga. A la que quiero y admiro en muchos sentidos. Muchas veces me gustaría ser como ella, más despreocupada, más alegre, más loca. La admiro también por lo listísima que es y lo graciosa. Siempre sabe como animar a los demás y a mí eso es algo que me queda muy grande. Es divertida y espontanea y siempre llama la atención de los demás. A veces me gustaría no ser "la amiga", ser también la protagonista de la historia. La admiro porque es como es y me gusta su manera de ser. Pero somos personas completamente distintas, así que no aspiro a ser como ella, tampoco lo querría... pero me encanta que esté en mi vida.

Además últimamente tengo nuevos amigos. Sé que no son mis amigos propiamente dichos, sino los de mi pareja pero me gusta estar con ellos y compartir su mundo. Desearía que si en algún momento la relación con él acabase, siguiesen estando en mi vida como lo están ahora. No sé, en este último medio año les he cogido cariño. Mucho. Pero toquemos madera porque...

Creo que estoy con un chico increíble, que objetivamente me hace sentir cosas que nunca antes había sentido. A veces esas cosas me dan miedo y me agobio y pienso... ¿estás segura de lo que sientes? Pero lo estoy. Y cuando veo claro que sí, que quiero que estar con él, que no es que necesite estar con él es que DESEO estar con él, entonces, siento paz y me siento bien conmigo misma. Me siento feliz.

Como ayer que sólo podía dar gracias por todas estas personitas. 

Sin embargo hoy confieso que me ha entrado el miedo una vez más. Me hubiese gustado mucho verle hoy pero creo que he reculado en el último momento y me he echado para atrás. Hemos quedado este viernes. 
A veces me preocupa pasarme toda la tarde y parte de la noche con él, no porque no esté feliz o a gusto, que lo estoy, sino porque tengo miedo de lo que pueda pasar. Creo que es algo que tengo que ir superando poquito a poco. 
Él estoy convencida de que me quiere y yo lo quiero a él, aunque aún no estoy preparada para confersárselo a alguien que no sea yo misma. Y no sé si seré capaz de hacerlo algún día. Aunque me encantaría estar con él por mucho tiempo, no sé... aunque tenga mis momentos (momentáneos) de pánico, soy muy feliz cuando estoy con él. Siento que no es una relación obsesiva y dependiente. Creo que es una relación basada en la comprensión, en la confianza y en el cariño que poco a poco se va convirtiendo en algo más profundo. Creo que es una relación en la que me gustaría estar, con sus momentos malos y buenos, durante un tiempo indeterminado. Me gustaría estar con él por mucho mucho tiempo. Es que siento que me complementa, que en vez de restar me suma cosas buenas. Me gusta lo que aprendo de él, su entusiasmo y la manera de la que me siento cuando estamos juntos. Lo admiro por sus ganas de hacer cosas y por su pequeño gran mundo que le hacen, aunque él muchas veces no lo vea, una persona increíble que se merece que le pasen sólo cosas buenas. Estar con él muchas veces se aproxima mucho a la perfección aunque todo diste de ser perfecto. No sé, quizá no sepa explicarlo o no haga falta. Pero me siento bien con él.

Escribo con una sonrisa de idiota en realidad. 
Porque no sé, toda esta gente me da... algo parecido a la felicidad.

La emperatriz de los sueños







viernes, 16 de mayo de 2014

A mi querida Rosana

Hace tiempo que tenía que haber entregado el reportaje, pero entre una cosa y otra al final aún está por escribirse. He tanteado con decenas de temas que no han llegado a buen puerto, desde la música y los sentimientos de ésta hasta los orgasmos en las mujeres. Al final, no podía ser de otra forma, algo me dice que el reportaje tengo que hacerlo sobre la gran Rosana.

En más de una ocasión he citado sus letras y me he declarado fan incondicional. Ella muchas veces habla de conexiones, de cosas que son porque tenían que ser. Y esto tenía que ser. Tenía que celebrar su "8 lunas" a mi forma. Así que ahora mismo me pondré con el talismán de mis letras.

Hoy me he pasado todo el día escuchando el primer disco de esta artistaza canaria, ése que sacó hace ya, nada más ni nada menos que 17 años. A mi me alucina que haya gente en el mundo que reparta tanto buen rollo y tantas buenas sensaciones durante tanto tiempo. Ojalá la buena fortuna siga sonriéndole durante, al menos, otros 17 años. Yo lo único que puedo hacer es, seguir agradeciéndole el compartir su magia. Gracias por permanecer con nosotros en el tiempo.

Me entretendría un poco más pero me apetece escribir el reportaje-homenaje a Rosana y sus 8(mil) lunas. ¡Estoy entusiasmada! y sólo quería dejar constancia.

P.D: Hace mucho dije que me enamoraría de Rosana si fuese hombre, de la misma forma que me había enamorado de sus letras siendo mujer. Lo reitero.



La emperatriz de los sueños.

domingo, 11 de mayo de 2014

Las mujeres somos así




Últimamente me ha dado por el country. 
Me gusta mucho la canción de "A woman in love" de Ronnie Milsap. La canción habla de lo impredecibles que somos las mujeres, más aún cuando se trata del escabroso tema del amor. Somos impredecibles y bipolares. Un día amamos con la intensidad de un huracán y al siguiente arrasamos con la furia de un tifón. 

Esta canción personalmente me pone de un humor excelente. Para mí la letra es bastante humorística, quizá porque me veo reflejada en ella: " No matter what you do or say, she's always got to have her way. She'll bring you down just to cheer you up. You never know with a woman in love"*

(LAPSUS, NO LEER POR QUE ES INÚTIL: ¡Odio mi maldita conexión de Internet! Mi padre dirá que es una maravilla, pero es una basura. Una asquerosa mierda carísima que me deja tirada 5 de cada 4 veces. ¡Sacad cuentas!)

Todas tenemos nuestros berrinches y somos celosas por naturaleza. Y la mujer que diga que no lo es o bien no quiere a ese hombre o simplemente miente. Y eso que no me considero especialmente celosa. No soy de esas mujeres que montan en cólera a causa de una de las ya conocidas "escenas de celos", pero bueno, el resquemor lo tenemos todas: "es que su ex era más guapa", "es que a ella la trataba de tal forma y a mí...", "es que la mira de forma descarada. ¿Ya no le atraigo?" 
Bueno digo yo que si está con vosotras será por algo. Y me juego lo que queráis a que no es porque le encantan vuestras amigas, por que no, las amigas nunca les encantan.
Pues eso, todas nos sentimos celosas, pero seguro que es algo biológico y no que en general somos unas neuróticas. 

Creo también que somos un poquito posesivas, ¿me equivoco? Queremos ESO, de ESA forma, en ESE momento.
Las mujeres queremos que nos entiendan, que nos escuchen, que nos consuelen, que nos apoyen, que nos animen... que no sean pesados. Queremos que nos den cariño, que nos protejan, que nos besen, que nos mimen... pero sin ser agobiantes. Queremos compartir nuestra vida con alguien pero sin renunciar a nuestra intimidad. 
Las mujeres en definitiva queremos que nos lean la mente. Hombres del mundo, ¿TAN complicado es?

Nosotras siempre sabemos lo que quiere un hombre. Incluso mejor que ellos. Sabemos lo que necesitan. 
¿Que quieren espacio? Nosotras les damos espacio.
¿Quieren ver ése partido de fútbol con los amigos? Pues que vayan a soltar la testosterona a otra parte. 
Somos su pareja, su amiga, su confidente, su madre, su hermana, su prima y su tía. Somos el paño de lágrimas, los brazos cálidos, el cuerpo tibio y la dulce amiga. Estilistas, malabaristas, psicólogas, enfermeras, compañeras -de películas, de fútbol, de series, de bolos, de billar, de deportes de riesgo, de domador de circo- sexólogas, decoradoras de interiores, intermediarias, confidentes... 

Por eso los hombres dicen que nos quejamos mucho. Chicos, deberíais entendernos sin necesidad de que os digamos qué tenéis que hacer en todo momento. 

Personalmente no aguanto cuando me dicen: ¿Qué quieres hacer? Me parece muy caballeroso que ellos quieran hacernos felices, me encanta, en serio, pero agradezco mucho la iniciativa: "Guapísima, hoy quiero irme a patinar contigo. ¿Quieres?" 
Adoro patinar. Por si no lo sabíais. 

No sé, creo que sí, que todas las mujeres somos estrambóticas por naturaleza y quizá un poco neuróticas emotivas. Sobretodo cuando estamos enamoradas. ¡Lo siento chicos! pero la culpa es siempre vuestra y seguirá siendo así por los siglos de los siglos -amén- ¡Que no se os olvide! 

P.D: Voy a pasaros la canción a ver si os pone de buen humor como a mí.  No espero que la entrada tenga sentido, por cierto.
¡Feliz día!

*No importa lo que tú hagas o digas, ella siempre tiene que tener su manera. Ella te deprimirá simplemente para levantarte el ánimo. Nunca se sabe con una mujer enamorada. 






viernes, 2 de mayo de 2014

El regalo perfecto




Dentro de poco es el cumpleaños de una persona muy especial para mí. Y se me da fatal hacer regalos. Mi cabeza es capaz de imaginar un montón de posibles regalos irrealizables. Y eso me frustra mucho. La conclusión final es que  hacer regalos me estresa sobremanera. 

El primer regalo en el que he pensado ha sido una guitarra electroacústica, con no sé qué no sé cuantos jack. Obviamente el primer inconveniente es que no tengo ni repajolera idea de guitarras ni de sus características. Yo no entiendo de instrumentos y aunque es cierto que me fascina ver a un hombre tocando una guitarra, desgraciadamente, no tengo ni idea de qué guitarras son adecuadas para qué personas, ni de qué marcas existen, ni qué guitarra quiere, ni cuantas cuerdas tiene una guitarra -exagero-
El segundo problema que se me plantea con éste primer y entusiasta regalo es que no tengo tanto dinero para gastarme. Y podría hacer una locura, claro. El amor se construye a base de locuras, ¿verdad? la idea me entusiasma, pero seamos sinceros... no tengo 150€ para gastarme y no he encontrado nada más barato que eso. Y ¿he dicho ya que no entiendo de guitarras?¿y si después de tanto esfuerzo no es LA guitarra en mayúsculas y sólo es un instrumento caro y decepcionante? 

El segundo regalo en el que he pensado era y es de lo más romántico. Porque en el fondo, soy una romántica de las de antaño; de las que beben chocolate caliente en una pequeña cafetería de Francia.
Tulipanes naranjas. Sí, naranjas. Su color favorito es el naranja y le parecieron preciosos los tulipanes naranjas que le enseñé en una de nuestras infinitas conversaciones. "Quiero un jardín de tulipanes naranjas" eso dijo. Y pensé, "un jardin no, pero puedo mandarle un ramo de tulipanes naranjas" 
Pues ahí estaba yo con mi entusiasmo buscando floristerías en Internet. Tras una infructuosa búsqueda de media hora, he decidido reducir mi búsqueda a "tulipanes naranjas". 
Aclaro que era infructuosa por que los ramos de tulipanes ¡¡también son carísimos!! y encima ninguno era naranja.
Volviendo a la nueva y reducida búsqueda, he encontrando una preciosa página en la que vendían naranjas de Valencia. NARANJAS. He querido llorar de la angustia y de la risa. 
He pensado en comprarle unas naranjas y dibujarle unos tulipanes en ella, que yo creo que van a ser los nuevos tulipanes de los pobres. Ya  veréis. 

En fin, ya he dicho que el amor nos vuelve idiotas. Y si no lo he dicho, lo digo ahora. EL AMOR NOS VUELVE IDIOTAS. Así que, he seguido pensando en un bonito regalo de cumpleaños y he decidido desatar mis habilidades artísticas y dibujar una libreta con los momentos significativos de nuestra-de momento breve- relación. Muy bonito. 
Aquí se me han planteado otros problemas, aunque menos grabes. No sé dibujar, en serio, no tengo ni idea. Me he pasado 40 minutos dibujando chibis-personajes anime diminutos y carentes de rasgos ni detalles- para que, al final, me haya quedado un insulso dibujo-muy adorable eso sí- con dos muñequitos y una ralla separando ambos dibujos. Tristísimo. Pero de momento es lo que mejor me está quedando, vamos... la idea que está yendo a mejor puerto.

Total que llevo dos horas y media buscando el regalo perfecto y sigo sin encontrarlo. 

Por otro lado me gustaría escribirle todo lo que siento. Creo que él sabría lo especial que es ese regalo para mi, pero no me veo capaz de hacerlo de momento. 
Aunque hace unos días publiqué una entrada. Fue por él y sus palabras de aliento. No sé... ¿Alguna vez habéis conocido a alguien tan entusiasta que contagia ése entusiasmo a todos los demás? Pues eso fue exactamente lo que ocurrió, y por eso escribí. Y en medio de mi batiburrillo de ideas abrí mi alma como hacía muchísimo tiempo que no hacía. Un año quizá, o más. 
Toda esta historia la cuento porque después de escribir todo eso, le mandé la entrada en la que repito, desnudaba mi alma. Nunca antes había hecho eso por nadie. Regalar una parte de mí. Aunque no estoy segura de que la haya leido, porque no ha comentado nada al respecto. Aunque quiero creer que sí y que entiende que es como un pequeño cofre lleno de tabúes, que es mejor no airear demasiado.
De ahí que me resulte tan complicado éste cuarto regalo, y aún no me veo preparada para hacerlo. 

Pero no sé, tengo la sensación de que quizá lo haga en algún momento determinado. A veces pienso si no me habré enamorado-sonrisa escéptica- supongo que lo descubriré tarde o temprano. Lo que sí que tengo claro es que hacía tiempo que no me sentía "pillada" por alguien. Quizá desde los 12 años. Con esos amores infantiles. Y eso me produce más dicha que miedo, sinceramente. 

Supongo que yo mientras tanto seguiré buscando el regalo perfecto, sin saber que es él, quien me está dando el regalo perfecto a mí. 

La emperatriz de los sueños

domingo, 27 de abril de 2014

Un reencuentro


Anne Frank decía que el papel es más paciente que el hombre, no obstante a veces pienso que los hombres poseen una paciencia envidiable y que son las mujeres las impacientes. Y quizá por eso, las mujeres son también, por regla general las que acuden al papel. 

No quiero engañar a nadie y menos a mi misma. Ya no escribo. Ya no sé escribir. 
Cada vez siento más lejos las palabras y los sentimientos que éstas esconden, siento que he perdido mi capacidad para mover el mundo. Y quizá me sorprenda admitiendo esa tristeza que en el fondo, cuando reflexiono profundamente al respecto, nunca me abandona se debe en gran medida a que poco a poco he ido perdiendo esa esencia- esas halas- que me caracterizaban. 

Ya no recuerdo la última vez que me encerré a escribir durante horas, sin importarme el resto del mundo. Desconectar de las voces que me increpan, que me recuerdan a cada momento del día las mil y una cosas que hago mal y  que olvidan la única, sólo una, una efímera, que hago medianamente bien. Y cada vez lo hago menos y peor. Y eso me llena de una profunda tristeza que, en realidad no me molesta si no pienso demasiado en ella. Y es que no quiero pensar, porque sí, es cierto, me asusta. 
Me asusta verme de aquí a unos años y saber con total certeza que no he llegado a ningún lugar. Que voy a vivir sumida en la mediocridad eternamente. Y es que no hay nada peor que ser mediocre, no destacar en nada, que nada te llene... que cada vez te sientas más y más vacía y sepas, con absoluta y clara certeza, que es culpa tuya y de nadie más. 

Ya no me esfuerzo en escribir. Quizá por que antes no suponía un esfuerzo y ahora, porque me pongo excusas que, de una u otra forma me redimen de una culpa que tengo clavada dentro, en lo más profundo del pecho. Porque es mucho más sencillo culpar al resto de tus fracasos, que a ti mismo.
Mi vida no es tan perfecta como hago creer a todo el mundo. 

El amor me da miedo. El sexo me da miedo. Escribir me da miedo. Conocerme me da miedo. Triunfar me da miedo. Fracasar me da miedo. Sentirme débil me da miedo. Aunque no estoy segura de saber ser fuerte. Me he acostumbrado al miedo de tal forma que ahora ya es como un viejo amigo al que en el fondo odio con toda mi alma, ¿me estoy volviendo una hipócrita? 

Los más extraño es que puedo ser feliz casi todo el tiempo. Es tremendamente fácil. Sólo tengo que escudarme en las culpas que le hecho a los demás, en los berrinches y en los abrazos. Sólo tengo que pensar en mi familia, en mis amigos, en mi pareja, en los planes de futuro que sé nunca me atreveré a cumplir. Porque si me pongo a pensar entonces me atenazo. He tenido tanto miedo al miedo... Lo extraño es que ahora mismo me siento absurdamente libre. No recordaba esta sensación. 
El aire contenido en los pulmones, la caja torácica que se hincha, la falta de resuello y la absoluta sensación de felicidad. Ser libre es todo un lujo en la época en la que vivimos. 

Creo  que debería aprender un montón de cosas de la gente que me rodea. Sobretodo de él. Es absurdo ver como las personas de nuestro alrededor condicionan la forma de actuar de uno mismo. Y prometí, y yo siempre me salto mis promesas, que no escribiría tontas odas al amor, que no pensaría profundamente en lo que siento o dejo de sentir por él. Ya he dicho que el amor me asusta, o quizá no tanto. Porque no me voy a poner a hablar de ñoñerias de primaria, creo que tengo que aprender de la sencillez de las cosas bellas. Creo que debería seguir los consejos de alguien que en el fondo no sabe lo grande que es. 
Quizá uno de mis errores entre tantos, es fingir creerme grande. Porque soy en verdad, alguien chiquitito que sólo intenta encontrar un lugar en el mundo. Aunque no es una tarea fácil, eso está claro y a lo mejor eso también me viene grande. 

En realidad a veces escribir en papel es como reencontrarse con un viejo amigo, no sé... a lo mejor Anne Frank tiene razón y el papel siempre espera al escritor.