viernes, 16 de mayo de 2014

A mi querida Rosana

Hace tiempo que tenía que haber entregado el reportaje, pero entre una cosa y otra al final aún está por escribirse. He tanteado con decenas de temas que no han llegado a buen puerto, desde la música y los sentimientos de ésta hasta los orgasmos en las mujeres. Al final, no podía ser de otra forma, algo me dice que el reportaje tengo que hacerlo sobre la gran Rosana.

En más de una ocasión he citado sus letras y me he declarado fan incondicional. Ella muchas veces habla de conexiones, de cosas que son porque tenían que ser. Y esto tenía que ser. Tenía que celebrar su "8 lunas" a mi forma. Así que ahora mismo me pondré con el talismán de mis letras.

Hoy me he pasado todo el día escuchando el primer disco de esta artistaza canaria, ése que sacó hace ya, nada más ni nada menos que 17 años. A mi me alucina que haya gente en el mundo que reparta tanto buen rollo y tantas buenas sensaciones durante tanto tiempo. Ojalá la buena fortuna siga sonriéndole durante, al menos, otros 17 años. Yo lo único que puedo hacer es, seguir agradeciéndole el compartir su magia. Gracias por permanecer con nosotros en el tiempo.

Me entretendría un poco más pero me apetece escribir el reportaje-homenaje a Rosana y sus 8(mil) lunas. ¡Estoy entusiasmada! y sólo quería dejar constancia.

P.D: Hace mucho dije que me enamoraría de Rosana si fuese hombre, de la misma forma que me había enamorado de sus letras siendo mujer. Lo reitero.



La emperatriz de los sueños.

domingo, 11 de mayo de 2014

Las mujeres somos así




Últimamente me ha dado por el country. 
Me gusta mucho la canción de "A woman in love" de Ronnie Milsap. La canción habla de lo impredecibles que somos las mujeres, más aún cuando se trata del escabroso tema del amor. Somos impredecibles y bipolares. Un día amamos con la intensidad de un huracán y al siguiente arrasamos con la furia de un tifón. 

Esta canción personalmente me pone de un humor excelente. Para mí la letra es bastante humorística, quizá porque me veo reflejada en ella: " No matter what you do or say, she's always got to have her way. She'll bring you down just to cheer you up. You never know with a woman in love"*

(LAPSUS, NO LEER POR QUE ES INÚTIL: ¡Odio mi maldita conexión de Internet! Mi padre dirá que es una maravilla, pero es una basura. Una asquerosa mierda carísima que me deja tirada 5 de cada 4 veces. ¡Sacad cuentas!)

Todas tenemos nuestros berrinches y somos celosas por naturaleza. Y la mujer que diga que no lo es o bien no quiere a ese hombre o simplemente miente. Y eso que no me considero especialmente celosa. No soy de esas mujeres que montan en cólera a causa de una de las ya conocidas "escenas de celos", pero bueno, el resquemor lo tenemos todas: "es que su ex era más guapa", "es que a ella la trataba de tal forma y a mí...", "es que la mira de forma descarada. ¿Ya no le atraigo?" 
Bueno digo yo que si está con vosotras será por algo. Y me juego lo que queráis a que no es porque le encantan vuestras amigas, por que no, las amigas nunca les encantan.
Pues eso, todas nos sentimos celosas, pero seguro que es algo biológico y no que en general somos unas neuróticas. 

Creo también que somos un poquito posesivas, ¿me equivoco? Queremos ESO, de ESA forma, en ESE momento.
Las mujeres queremos que nos entiendan, que nos escuchen, que nos consuelen, que nos apoyen, que nos animen... que no sean pesados. Queremos que nos den cariño, que nos protejan, que nos besen, que nos mimen... pero sin ser agobiantes. Queremos compartir nuestra vida con alguien pero sin renunciar a nuestra intimidad. 
Las mujeres en definitiva queremos que nos lean la mente. Hombres del mundo, ¿TAN complicado es?

Nosotras siempre sabemos lo que quiere un hombre. Incluso mejor que ellos. Sabemos lo que necesitan. 
¿Que quieren espacio? Nosotras les damos espacio.
¿Quieren ver ése partido de fútbol con los amigos? Pues que vayan a soltar la testosterona a otra parte. 
Somos su pareja, su amiga, su confidente, su madre, su hermana, su prima y su tía. Somos el paño de lágrimas, los brazos cálidos, el cuerpo tibio y la dulce amiga. Estilistas, malabaristas, psicólogas, enfermeras, compañeras -de películas, de fútbol, de series, de bolos, de billar, de deportes de riesgo, de domador de circo- sexólogas, decoradoras de interiores, intermediarias, confidentes... 

Por eso los hombres dicen que nos quejamos mucho. Chicos, deberíais entendernos sin necesidad de que os digamos qué tenéis que hacer en todo momento. 

Personalmente no aguanto cuando me dicen: ¿Qué quieres hacer? Me parece muy caballeroso que ellos quieran hacernos felices, me encanta, en serio, pero agradezco mucho la iniciativa: "Guapísima, hoy quiero irme a patinar contigo. ¿Quieres?" 
Adoro patinar. Por si no lo sabíais. 

No sé, creo que sí, que todas las mujeres somos estrambóticas por naturaleza y quizá un poco neuróticas emotivas. Sobretodo cuando estamos enamoradas. ¡Lo siento chicos! pero la culpa es siempre vuestra y seguirá siendo así por los siglos de los siglos -amén- ¡Que no se os olvide! 

P.D: Voy a pasaros la canción a ver si os pone de buen humor como a mí.  No espero que la entrada tenga sentido, por cierto.
¡Feliz día!

*No importa lo que tú hagas o digas, ella siempre tiene que tener su manera. Ella te deprimirá simplemente para levantarte el ánimo. Nunca se sabe con una mujer enamorada. 






viernes, 2 de mayo de 2014

El regalo perfecto




Dentro de poco es el cumpleaños de una persona muy especial para mí. Y se me da fatal hacer regalos. Mi cabeza es capaz de imaginar un montón de posibles regalos irrealizables. Y eso me frustra mucho. La conclusión final es que  hacer regalos me estresa sobremanera. 

El primer regalo en el que he pensado ha sido una guitarra electroacústica, con no sé qué no sé cuantos jack. Obviamente el primer inconveniente es que no tengo ni repajolera idea de guitarras ni de sus características. Yo no entiendo de instrumentos y aunque es cierto que me fascina ver a un hombre tocando una guitarra, desgraciadamente, no tengo ni idea de qué guitarras son adecuadas para qué personas, ni de qué marcas existen, ni qué guitarra quiere, ni cuantas cuerdas tiene una guitarra -exagero-
El segundo problema que se me plantea con éste primer y entusiasta regalo es que no tengo tanto dinero para gastarme. Y podría hacer una locura, claro. El amor se construye a base de locuras, ¿verdad? la idea me entusiasma, pero seamos sinceros... no tengo 150€ para gastarme y no he encontrado nada más barato que eso. Y ¿he dicho ya que no entiendo de guitarras?¿y si después de tanto esfuerzo no es LA guitarra en mayúsculas y sólo es un instrumento caro y decepcionante? 

El segundo regalo en el que he pensado era y es de lo más romántico. Porque en el fondo, soy una romántica de las de antaño; de las que beben chocolate caliente en una pequeña cafetería de Francia.
Tulipanes naranjas. Sí, naranjas. Su color favorito es el naranja y le parecieron preciosos los tulipanes naranjas que le enseñé en una de nuestras infinitas conversaciones. "Quiero un jardín de tulipanes naranjas" eso dijo. Y pensé, "un jardin no, pero puedo mandarle un ramo de tulipanes naranjas" 
Pues ahí estaba yo con mi entusiasmo buscando floristerías en Internet. Tras una infructuosa búsqueda de media hora, he decidido reducir mi búsqueda a "tulipanes naranjas". 
Aclaro que era infructuosa por que los ramos de tulipanes ¡¡también son carísimos!! y encima ninguno era naranja.
Volviendo a la nueva y reducida búsqueda, he encontrando una preciosa página en la que vendían naranjas de Valencia. NARANJAS. He querido llorar de la angustia y de la risa. 
He pensado en comprarle unas naranjas y dibujarle unos tulipanes en ella, que yo creo que van a ser los nuevos tulipanes de los pobres. Ya  veréis. 

En fin, ya he dicho que el amor nos vuelve idiotas. Y si no lo he dicho, lo digo ahora. EL AMOR NOS VUELVE IDIOTAS. Así que, he seguido pensando en un bonito regalo de cumpleaños y he decidido desatar mis habilidades artísticas y dibujar una libreta con los momentos significativos de nuestra-de momento breve- relación. Muy bonito. 
Aquí se me han planteado otros problemas, aunque menos grabes. No sé dibujar, en serio, no tengo ni idea. Me he pasado 40 minutos dibujando chibis-personajes anime diminutos y carentes de rasgos ni detalles- para que, al final, me haya quedado un insulso dibujo-muy adorable eso sí- con dos muñequitos y una ralla separando ambos dibujos. Tristísimo. Pero de momento es lo que mejor me está quedando, vamos... la idea que está yendo a mejor puerto.

Total que llevo dos horas y media buscando el regalo perfecto y sigo sin encontrarlo. 

Por otro lado me gustaría escribirle todo lo que siento. Creo que él sabría lo especial que es ese regalo para mi, pero no me veo capaz de hacerlo de momento. 
Aunque hace unos días publiqué una entrada. Fue por él y sus palabras de aliento. No sé... ¿Alguna vez habéis conocido a alguien tan entusiasta que contagia ése entusiasmo a todos los demás? Pues eso fue exactamente lo que ocurrió, y por eso escribí. Y en medio de mi batiburrillo de ideas abrí mi alma como hacía muchísimo tiempo que no hacía. Un año quizá, o más. 
Toda esta historia la cuento porque después de escribir todo eso, le mandé la entrada en la que repito, desnudaba mi alma. Nunca antes había hecho eso por nadie. Regalar una parte de mí. Aunque no estoy segura de que la haya leido, porque no ha comentado nada al respecto. Aunque quiero creer que sí y que entiende que es como un pequeño cofre lleno de tabúes, que es mejor no airear demasiado.
De ahí que me resulte tan complicado éste cuarto regalo, y aún no me veo preparada para hacerlo. 

Pero no sé, tengo la sensación de que quizá lo haga en algún momento determinado. A veces pienso si no me habré enamorado-sonrisa escéptica- supongo que lo descubriré tarde o temprano. Lo que sí que tengo claro es que hacía tiempo que no me sentía "pillada" por alguien. Quizá desde los 12 años. Con esos amores infantiles. Y eso me produce más dicha que miedo, sinceramente. 

Supongo que yo mientras tanto seguiré buscando el regalo perfecto, sin saber que es él, quien me está dando el regalo perfecto a mí. 

La emperatriz de los sueños