viernes, 2 de mayo de 2014

El regalo perfecto




Dentro de poco es el cumpleaños de una persona muy especial para mí. Y se me da fatal hacer regalos. Mi cabeza es capaz de imaginar un montón de posibles regalos irrealizables. Y eso me frustra mucho. La conclusión final es que  hacer regalos me estresa sobremanera. 

El primer regalo en el que he pensado ha sido una guitarra electroacústica, con no sé qué no sé cuantos jack. Obviamente el primer inconveniente es que no tengo ni repajolera idea de guitarras ni de sus características. Yo no entiendo de instrumentos y aunque es cierto que me fascina ver a un hombre tocando una guitarra, desgraciadamente, no tengo ni idea de qué guitarras son adecuadas para qué personas, ni de qué marcas existen, ni qué guitarra quiere, ni cuantas cuerdas tiene una guitarra -exagero-
El segundo problema que se me plantea con éste primer y entusiasta regalo es que no tengo tanto dinero para gastarme. Y podría hacer una locura, claro. El amor se construye a base de locuras, ¿verdad? la idea me entusiasma, pero seamos sinceros... no tengo 150€ para gastarme y no he encontrado nada más barato que eso. Y ¿he dicho ya que no entiendo de guitarras?¿y si después de tanto esfuerzo no es LA guitarra en mayúsculas y sólo es un instrumento caro y decepcionante? 

El segundo regalo en el que he pensado era y es de lo más romántico. Porque en el fondo, soy una romántica de las de antaño; de las que beben chocolate caliente en una pequeña cafetería de Francia.
Tulipanes naranjas. Sí, naranjas. Su color favorito es el naranja y le parecieron preciosos los tulipanes naranjas que le enseñé en una de nuestras infinitas conversaciones. "Quiero un jardín de tulipanes naranjas" eso dijo. Y pensé, "un jardin no, pero puedo mandarle un ramo de tulipanes naranjas" 
Pues ahí estaba yo con mi entusiasmo buscando floristerías en Internet. Tras una infructuosa búsqueda de media hora, he decidido reducir mi búsqueda a "tulipanes naranjas". 
Aclaro que era infructuosa por que los ramos de tulipanes ¡¡también son carísimos!! y encima ninguno era naranja.
Volviendo a la nueva y reducida búsqueda, he encontrando una preciosa página en la que vendían naranjas de Valencia. NARANJAS. He querido llorar de la angustia y de la risa. 
He pensado en comprarle unas naranjas y dibujarle unos tulipanes en ella, que yo creo que van a ser los nuevos tulipanes de los pobres. Ya  veréis. 

En fin, ya he dicho que el amor nos vuelve idiotas. Y si no lo he dicho, lo digo ahora. EL AMOR NOS VUELVE IDIOTAS. Así que, he seguido pensando en un bonito regalo de cumpleaños y he decidido desatar mis habilidades artísticas y dibujar una libreta con los momentos significativos de nuestra-de momento breve- relación. Muy bonito. 
Aquí se me han planteado otros problemas, aunque menos grabes. No sé dibujar, en serio, no tengo ni idea. Me he pasado 40 minutos dibujando chibis-personajes anime diminutos y carentes de rasgos ni detalles- para que, al final, me haya quedado un insulso dibujo-muy adorable eso sí- con dos muñequitos y una ralla separando ambos dibujos. Tristísimo. Pero de momento es lo que mejor me está quedando, vamos... la idea que está yendo a mejor puerto.

Total que llevo dos horas y media buscando el regalo perfecto y sigo sin encontrarlo. 

Por otro lado me gustaría escribirle todo lo que siento. Creo que él sabría lo especial que es ese regalo para mi, pero no me veo capaz de hacerlo de momento. 
Aunque hace unos días publiqué una entrada. Fue por él y sus palabras de aliento. No sé... ¿Alguna vez habéis conocido a alguien tan entusiasta que contagia ése entusiasmo a todos los demás? Pues eso fue exactamente lo que ocurrió, y por eso escribí. Y en medio de mi batiburrillo de ideas abrí mi alma como hacía muchísimo tiempo que no hacía. Un año quizá, o más. 
Toda esta historia la cuento porque después de escribir todo eso, le mandé la entrada en la que repito, desnudaba mi alma. Nunca antes había hecho eso por nadie. Regalar una parte de mí. Aunque no estoy segura de que la haya leido, porque no ha comentado nada al respecto. Aunque quiero creer que sí y que entiende que es como un pequeño cofre lleno de tabúes, que es mejor no airear demasiado.
De ahí que me resulte tan complicado éste cuarto regalo, y aún no me veo preparada para hacerlo. 

Pero no sé, tengo la sensación de que quizá lo haga en algún momento determinado. A veces pienso si no me habré enamorado-sonrisa escéptica- supongo que lo descubriré tarde o temprano. Lo que sí que tengo claro es que hacía tiempo que no me sentía "pillada" por alguien. Quizá desde los 12 años. Con esos amores infantiles. Y eso me produce más dicha que miedo, sinceramente. 

Supongo que yo mientras tanto seguiré buscando el regalo perfecto, sin saber que es él, quien me está dando el regalo perfecto a mí. 

La emperatriz de los sueños

No hay comentarios:

Publicar un comentario