domingo, 17 de mayo de 2015

Y ahora



Y entonces ya no sabes quien eres. Ya no haces las cosas que solías hacer. Ya no escribes. Ya no bailas. Ya no cantas.
Ahora ya no tienes tiempo para esas cosas o eso te dices, y en la excusa, sigues perdiendo las horas, dejándolas marchar, viéndolas partir. Y contemplas el reloj y sabes que estás quieta, que ya no te mueves. 

Que ahora te estás olvidando de ser tu misma. Ya no te conoces. Tus gustos han cambiado. Tu manera de caminar ha cambiado. Tu manera de escribir... ha cambiado. Ya no es la misma. Ya no eres la misma. 

Y entonces no sabes quien eres. Y haces cosas que antes no te gustaban. Y ahora si. Y haces cosas que nunca habías pensado que harías. Y te enriquecen. Y estás creciendo. Y estás cambiando. 

Ahora has aprendido cosas nuevas. O lo intentas. Intentas aprender algo para poder enseñar, para tener un intercambio equivalente. Que no sólo den, que también des. Piensas que todo es distinto. Que nada es igual. Ya no eres la misma. Estás cambiado.


Y entonces comprendes que los cambios no son malos. Y tampoco buenos. Y que son cosas de la vida, de crecer como persona. Y sonríes. Y lloras. Y comprendes. Y ya no eres la misma. Y te gusta. 


Ahora eres distinta. Ahora eres tú. Una nueva tú. Pero tú al fin y al cabo. 


Y finalmente comprendes, que incluso habiendo cambiado eres la misma. Y eres tú. Y eres feliz. Así de cualquier modo. Y las cosas están bien cuando siguen su curso. Y sí, añoras a aquella chiquilla que rozaba la libertad porque ya no te sientes libre. Y entiendes que la vida está llena de sacrificios. Y eso te gusta, en parte te gusta. Y eso te hace ver, te enseña. Y te vuelves autodidacta. Y te convences de que los cambios pasan por algo. Y está bien. Y está mal. Y estás contenta de que sea bueno y malo. Y te gustan los dulce-amargos de la vida.


Y entonces sabes quien eres. Y empiezas a hacer las cosas que hacías. Y ahora vuelves a escribir. Y vuelves a cantar. Y vuelves a bailar. 

Y ahora vuelves a tener tiempo o eso te dices y con esa excusa retienes el tiempo. Y después del letargo...

...Te mueves.


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