domingo, 25 de septiembre de 2011

Porque...


El calor fluye por mis venas, me asfixia y me envenena, quizá porque subo corriendo hacia el cielo, buscándote a ti.

Porque después de un instante, todo ha vuelto a ser como siempre; sin importar el olor a tabaco o las repentinas borracheras, sin preocuparnos de tus historias de mitómana confundida.

Porque era como cuando eramos niñas y aún no estábamos las tres juntas, porque entonces, en la sala de estar, revoltosas en el sofá, con él en medio, todo era tan simple como soplar la vela y pedir el deseo, al fuego, que nunca nos llegó.

Porque sigue siendo como cuando nos ahogábamos de risa, sin importar cuantas veces nos ahogamos ahora boca abajo y en mis brazos. Porque tú me proteges de los peligros que no existen, mientras yo me enfrento a los reales; a mis fantasmas de Gaudí.

Porque sigo sin saber montar la escultura de mi destino sin idealizar mi futuro inventando, Porque al fin he aprendido a hacer lo que no supe de niña. Porque aprendí a soñar con él sin alejarme de vosotras, que fuisteis mi centro.

Porque sigue existiendo el maldito karma, concentrado en nuestras sonrisas.
Porque de vez en cuando sigue siendo como cuando yo no supe que hacer, y deseaba acabar con todo, y tú estabas allí para decirme: "Hoy me escondo en mi maldito cubo de la basura, para no verte más amor"

Porque aunque hemos vivido, tanto y tan poco, sigue siendo como cuando aprendimos andar.
Porque al fin y al cabo, nuestra vida es un camino de pasos infinitos, en el que nos encontramos la una con la otra.

Porque hoy seguimos siendo las niñas de siempre, aunque ahora todo haya cambiado...

La emperatriz de los sueños

No hay comentarios:

Publicar un comentario