No sé para que me engaño... para qué son las excusas o qué pretendo al pretender, quizá simplemente tenga miedo o sea una excusa más para no admitir que he crecido o que estoy en ello.
Que me niego a ver las cosas porque, a lo mejor, después me da miedo el mundo real. Porque no sé dejar(te) que me quieran, aunque consiga hacerme querer.
Las putas excusas y los exquisitos engaños se quedan colgados de tu sonrisa y yo soy la misma tonta que "ni contigo ni sin ti"
La que tira y no afloja y la que da vueltas en círculos porque no sabe a donde espera llegar.
Tengo miedo de darme cuenta de que un día no estarás y miedo, quizá, de saber que puede que aún hoy sigas estando ahí.
Busco pretextos que me cobijen y no me pongan demasiado triste, pintarme una sonrisa con el pintalabios que descansa sobre una cómoda dormida, y agarrarme fuerte a la almohada cada vez que me descubro sonriendo(te).
Tomar un respiro cada vez que entre risas y lágrimas la vida se me pasa volando, con la compañía de esa persona especial (que siempre ha estado ahí. Sin excepciones. La chica de los labios rojos, mi niña (que poco te agradezco todas tus imperfecciones que te hacen única), mi hermana y mi pequeño gran mundo) descansando en mi cama junto a mí, respiración contra respiración (y algún jadeo que se escapa después de alguna que otra locura o baile frenético a ritmo de canción desafinada). No preocuparme porque sé que tú, querida, no entiendes nada y eso me hace bien.
Volver siempre a él como el río va a la mar o como la sombra sigue a su amo.
"Reducirme al polvo de tu sombra" y pensar que a lo mejor el viento me llevará contigo.
Creer que estoy total y absurdamente enamorada de ti, y descubrir al día siguiente, que es todo tan imposible y tan estúpidamente inconcluso, tan absurdamente perfecto, que no puede ser. Descubrir al día siguiente que no te quiero.
Quererte sin querer y no querer quererte.
Me vuelves tan eficazmente escurridiza y enfermizamente dependiente que no sé como escapar a ese depredador que yo solita me he buscado.
Encontrar pretextos (siempre excusas, mentiras mal formuladas y palabras a medias) para fingir que tu sonrisa no me hace feliz y encontrar razones para entender porque no sé como definir esto que siento. Me enajeno solo con pensarte, pensar en lo que podría ser si no fuésemos tú y yo. Si fueses tú y no fuese yo.
...Porque la pieza de este rompecabezas que no encaja soy yo... y eso después de todo, quizá sea lo más absurdo y doloroso de todo
La emperatriz de los sueños