Hoy quiero volver un poquito a mis orígenes, hablando un poquito en un idioma (el propio) que apenas utilizo.
Estoy feliz. Completa y absolutamente dichosa, y soy feliz porque quiero y porque es justo, porque nadie me lo ha pedido y aún así lo soy; feliz, porque he tenido la suerte de poder cumplir mi decisión.
No quiero consumirme por las penas ajenas, ya no.
Querido, futuro, sí a ti:
Quiero escribirte que soy feliz y espero que tu me traigas prosperidad, dicha y alegría.
No pido mucho, aunque tampoco me quedo escasa. Pido lo justo y sin excederme porque no necesito más.
Te pido a ti futuro, que para llenarme de dicha, me des todo aquello que aún tengo, que me lo preserves y sí puedes, haz que nos encontremos. Pero que no sea demasiado pronto, no me gustaría que el tiempo fastidiase el amor de mi vida.
Estoy segura de que nos llevaremos bien. A fin de cuentas he aprendido, y voy mejorando (eso algo tiene que contar ) y por eso tengo la certeza de que me darás prosperidad y el calor que te pido.
No me importa cuales sean las adversidades, de hecho te pido que no me prives de ellas. De los errores se aprende; de los aciertos se vive. Y eso quiero yo, equivocarme o acertar, pero hacerlo yo. Quiero luchar contra las tormentas de las témporas que son la vida, porque no tengo miedo. Quiero vivir; vivir en el lecho del presente y en el tuyo, en el futuro.
No quiero ser egoísta, y aún si tengo que pedirte más. Llena de alegría y satisfacción a todos aquellos que me satisfacen y me alegran, sin ellos, mi dicha sería vacía.
A cambio quiero decirte que labraré un buen futuro, esculpiendo mi más bella obra de arte; mi vida. Con alegría, esfuerzo y dedicación, cincelaré cada detalle por ser mi vivir lo que tallo.
No pido más (espero no sea demasiado...)
Siempre tuya, o próximamente tuya
La emperatriz de los sueños
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