sábado, 18 de diciembre de 2010


Él la mira anonadado, mientras ella se toquetea el pelo. Respira profundamente, y tras un largo suspiro decide preguntar por aquello que le carcome:

-¿Cómo podría compensar que me hagas tan inmensamente feliz?- Pregunta él
-Respira
-¿Qué?- responde él sorprendido por la respuesta de ella
-Respira- repite

Él coge aire, sonríe y después pregunta:
-¿Contenta?
-Sumamente- responde ella con una gran sonrisa en los labios
-¿Como puede eso hacerte feliz?-pregunta el completamente extrañado

Ella incrédula ante la obviedad de la respuesta, responde:
-Qué tu existas es lo que me hace existir, que tu corazón lata hace posible que el mío logre latir, que tú respires hace que yo pueda respirar también. Mi respiración es la tuya, el latir de mi corazón no es más que el sonido acompasado de tus latidos y mi existencia no es más que la prolongación de un alma que nació en dos cuerpos. Tú y yo...

La emperatriz de los sueños

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