viernes, 19 de noviembre de 2010

el camino...


Cuando comienzas el camino, siempre es por algo. Lo vislumbras todo, con una percepción un tanto equívoca y caminas, porque sabes, que caminando es como puedes seguir avanzando; sólo así, sin detenerse, caminar y caminar, sin ser nunca arroyada, ni mares, ni ríos, ni vientos, ni lluvia... sólo adelante, porque hay que olvidar.

El camino se empieza, en un sendero estrecho, con una presión casi insoportable en el estomago y con los ojos nublados por las lágrimas retenidas. El sendero se camina, con una violencia casi infinita: de odio, de rencor, de dolor, de angustia, de soledad... Se avanza con parsimonia, con una tonelada de más en cada pie.

Cuando caminas te enfrentas a todo lo que te hizo daño. Esperas que llegue una tormenta (una más), para volver a sufrir de nuevo, como aquellas tantas veces. Lo esperas con tanto anhelo (casi inconsciente) que te hundes, que la vida te atiza, una vez y otra y otra... y no lo entiendes, solo piensas: " ¿a mi porqué?".

Pero sigues adelante, aún con todo, donde muchos cayeron tu continuas derribando cada problema, porque te sientes fuerte (porque eres fuerte) aunque no te des cuenta, aunque no tengas conciencia de tu virtud, sí tu virtud, tus virtudes. Tu manera de hacer sonreír a los demás, tu manera de luchar con la vida, tus ansias de defender lo que es tuyo, tu manía por competir contigo mismo... tienes mil virtudes, que en tu camino descubres.

Y ahora que has olvidado, porque debías ir caminando, aunque desconozcas el destino y el camino no luzca precisamente bien, cuando casi hasta de ti misma te has olvidado, entonces al fin, has avanzado.

Y ya no importa nada más, sólo tú y que al fin lo has logrado: "¿dónde acaba el camino?", ya lo sabes caminante, allá donde alcancen tus pasos. :)

Una enamoradicta (con ganas de seguir caminando ;D)

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