martes, 16 de noviembre de 2010

un mundo de hombres niños :)


Y creé un nuevo mundo.
Lo hice por evasión, por diversión ninguna la verdad, pero lo hice, no hay más palabras, lo hice y creé.
Construí edificios iluminados, luna, cielo, mar, estrellas, calles, farolas, aceras, personas, frío, calor, textura... había mucho y demasiado real; tan demasiado fue, que creé sentimientos, por huir, por recluirme, por vivir a mi antojo.
En verdad fue tan extraordinaria mi creación, tan grande y descomunal... que creé mi mundo, mi sinceridad, mi anhelo, mi suspiro... mi vida
Tanto creé cuando tan necesario fue, que después fue olvidándose, como todo lo grande.
Como el poema que inspiró a Mandela en la cárcel, tan grande, tan bello y tan puro, que fue olvidado.
Invictus de William Ernest Henley

"Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma."

Y allí yace insondable ese mundo, tan magnífico, tan puro y tan bello, allí aguarda descansando, esperando a que algún día regrese. Con mi tristeza, con mis ganas de huir... yo volveré y se iluminarán las calles, las casas, las farolas, la sonrisa de la gente, el frío, el calor, el mar, la luna, las estrellas, el cielo... el amor


La emperatriz de los sueños




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