domingo, 30 de enero de 2011

la niña que perseguía a un cuervo negro



Ella lo perseguía y él se alejaba.
Como en un cuento de ciencia ficción y sin sentido, alargaba la mano y simplemente dejaba de estar ahí.
Cuando ella fingía indiferencia, él parecía un tanto desestructurado, sus facciones cambiaban prácticamente de color, y toda la indiferencia se mezclaba con un eje de decepción y olor a tabaco.
Cuando él corría, ella parecía perseguirle en el sitio, estando callada, diciendo absolutamente cero y contándolo todo al mismo tiempo.
Pero él seguía corriendo sin cansarse, en busca de una meta algo imaginaria, con olor a saber si a mandarina, y una especie de alusión por todo lo real.

Y ella siempre acababa harta.
Se recogía el pelo en la nuca, con la mano, suspiraba y se decía a sí misma:"ahora si que se acabó".
Soltaba su pelo, miraba hacia el vacío, simulaba despreocuparse y después, al poco, lograba librarse de la incertidumbre del quizá.

Y él siempre aparecía entonces; cuando ella ya estaba harta de fingir indiferencia y carcomerse por dentro.
Él la acunaba con una mirada, la acariciaba con una sonrisa o la encandilaba con palabras...
Y ella volvía a caer.
Una vez más ella corría y él huía.
Ella lo perseguía y él ni siquiera se daba cuenta...

Y así daba vueltas el mundo, mientras ella agachaba la cabeza y metía las narices en su arco iris, donde los abrazos y las risas estaban garantizados.
Pero él, ahí estaba, en un rinconcito de su corazón, graznando cual cuervo negro, que no parecía cansarse nunca.

La emperatriz de los sueños

2 comentarios:

  1. Buenas noches, Emperatriz.

    Cuervo negro acechador, yo te sigo y tú te vas; yo me voy y tú me sigues...a dónde vas?.
    Me encantó!.

    Besos!

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  2. Querida Begoña, me halaga realmente tu halago, viniendo de alguien como tu, siempre es un placer :

    Sí así es , no importa con cuanta fuerza te dispongas a seguir, si a fin de cuentas, cuando te das media vuelta, ya rendida, te das cuenta de que te están siguiendo. Ni yo misma lo explicaría mejor "yo me voy y tú me sigues... a dónde vas?"
    Nunca llueve a gusto de todos, y en muchas ocasiones el destino tampoco está de tu lado. A veces algo te carcome, y no es culpa, si no de que un niño no puede perseguir a un cuervo :)

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